Corría el año 1599
cuando, Francisco de Sandoval y Rojas, recién nombrado valido del mismísimo rey
Felipe III, decidió convertir la pequeña Lerma, su ducado, en el paraíso de
recreo por antonomasia de aquella época. Nadie pensaba en aquella época en
Valladolid como corte, ya que todos los movimientos políticos eran maquinados y
llevados a cabo con suma picardía desde aquellas estancias del monumental
palacio de la Villa de Lerma. Construido también sobre los pilares del engaño
de aquel pícaro rey en la sombra. Como
aquel disco de música que llevaba por título curiosa la cara de tu padre,
curiosa tuvo que ser la cara de Felipe III cuando un buen día, llegó a la villa
para ver la construcción de las dos torres del palacio que había autorizado y cual fue su sorpresa al ver que
el palacio en vez de constar de dos torres, las máximas que podía construir el
duque debido a su condición de Duque, tenía nada más y nada menos que cuatro
lustrosas torres de estilo herreriano coronándolo, privilegio del que solo
podía disfrutar en aquel entonces en rey.
El Rey al ver esto montó en cólera, pero el astuto Duque le explicó que
no se trataba de ningún engaño, que el había solicitado la construcción de dos
torres para su palacio, lo que astutamente olvidó mencionar es que el palacio
ya contaba con otras dos torres construidas años antes. Y así fue como se
empezó a fraguar el espíritu del que podríamos decir el primer especulador
inmobiliario de España que durante sus años de mandato urdió las mayores tramas
políticase inmobiliarias
de la historia de España.
.¿Cómo podía ser esto posible sin que el rey sospechase?
No sabemos si el Duque admiraba o no a los romanos pero está claro que el pan y
circo de estos era la mejor estrategia que aprendió de ellos. Porque mientras llevaba
a cabo numerosas tramas políticas, a espaldas del rey, este se divertía en las
espectaculares fiestas que el Duque preparaba en la villa. Espectáculos de
pirotecnia, obras de teatro, corridas de toros, malabares, conciertos,
mascaradas, justas ecuestres, estos solo son algunos ejemplos de las
actividades que se llevaban a cabo en la villa para el disfrute y la
distracción del rey y si no había fiesta había caza porque no olvidemos el
inmenso coto de caza que rodeaba a la villa con ejemplares de animales traídos
especialmente de otros lugares para que el rey pudiese jactarse de su captura.
Aunque el rey no se enterase, todos veían lo que pasaba,
las envidias y el deseo de poder por parte de otros hicieron que llegasen los
rumores y fuesen rotando por las camarillas de corte.
Y como decía el refrán:” no se puede luchar contra el
destino, quien nace lechón, muere cochino”.
El Duque fue descubierto, acusado por su propio hijo entre
otros y condenado a la horca pero para adoptó el voto cardenalicio ”se vistió
de colorado para no morir ahorcado” ya que los cardenales eran intocables en
esa época, pasó sus últimos días de un modo distinto a sus años dorados en los
que era el mismísimo rey de España. Ahora es el momento en el que a nosotros
nos toca averiguar cuantos Duques de Lerma nos gobiernan día a día.
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